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sábado, 15 de septiembre de 2012
Coaching: El costo de las emociones en la empresa: de la esperanza al sabor del fracaso
por Ing. Esteban Irigoyen Escribir un Comentario
Categorías: Efectividad y Inteligencia Emocional
la llave: “ser o no ser reconocido”
La falta de habilidad de los managers en el manejo de las emociones de los empleados, producto de su falta de conocimientos básicos en temas de inteligencia emocional, produce muchas veces pérdidas económicas a las empresas mayores que aquellas que se derivan de razones del mercado, tales como recesión, errores de producción, u otras. Pero son consideradas “inevitables”, solo por no saber cómo hacerlo mejor.
Dolor y frustración en los empleados
Dentro de estas emociones en el ámbito empresarial, se detecta dolor y frustración en muchas personas valiosas, sin importar el sexo, la edad y el cargo que ocupen dentro de una organización.
Habitualmente se pide a los empleados que se “pongan la camiseta” de la empresa. Esto es, que direccionen toda su energía hacia la labor que realizan, cuando sea necesario se queden después de hora, cambien sus vacaciones en función de la tarea aun no resuelta, se lleven trabajo a sus casas, etc. Pero no siempre esto es reconocido debidamente dentro del ámbito empresarial.
Cuando surgen estos pedidos, se puede observar dos tipos de comportamiento en los empleados: los que apuestan a crecer en la empresa, y por tanto, prestan atención esmerada a la demanda de sus jefes, y quienes no lo hacen.
El primer grupo, amparados en su deseo de ser reconocidos, de hacer carrera, están dispuestos a ser proactivos, a poner todo su esfuerzo a fin de alcanzar su sueño, el de pertenecer y seguir ascendiendo.
Sin embargo, a la hora de los reconocimientos, de los premios, de las recategorizaciones, de los aumentos de sueldo y de las felicitaciones, solo se obtiene un pedido más o una exigencia nueva, “te tendré en cuenta en cuanto surja otra vacante, ten paciencia”, “ahora no podemos darte lo que esperas, hay otras personas con más antigüedad”, “la empresa tiene pérdidas en este momento, cuando mejore la situación verás los frutos”….
Así, sucesivamente, el empleado generoso y talentoso, va claudicando frente a la realidad, va perdiendo su esperanza y su emoción se negativiza, llenándose de enojo y frustración.
¿Cuál es entonces el futuro posible, frente a tal ambigüedad y contradicción empresarial? ¿Cuáles son los costos?
El impacto de no saber gestionar estas emociones provocará, en la empresa y sus empleados, costos; los que será diversos, pero siempre negativos. Costos que serán emocionales y económicos. Entre ellos:
Perdida de eficiencia
Una emoción de este tipo produce un aumento en el “ruido mental”. Esa conversación interna que drena nuestra atención y nuestra energía psíquica, como el ruido de fondo de una radio mal sintonizada, que suena permanente. Esto produce una reducción en la atención o presencia en lo que se hace, durante las horas de trabajo, con la consecuente pérdida de eficiencia, reflejada en incremento de los errores, desaprovechar oportunidades de mejora, aumento del tiempo que lleva completar cada tarea, etc.
La empresa obtiene menos
La falta de reconocimiento por parte de la empresa descuenta del “recibo emocional” del empleado un monto MUY importante. Por lo que un empleado que siente que recibe menos de la empresa, por ende entregará menos a la empresa. Estará menos predispuesto a desplegar y entregar todo su potencial dentro de su ámbito laboral. “Actuará” como que trabaja, pero su performance será inferior, en términos de creatividad, dedicación, y de contribuir con una energía positiva al clima organizacional.
Aumento del stress laboral
Porque se lleva a todas partes el ruido en la cabeza se contamina el descanso y la forma de relacionarse con el mundo. Esta pérdida de energía afecta la salud física y mental del individuo, con las consecuentes pérdidas económicas para la empresa ante las ausencias por enfermedad de los empleados.
Pérdida de talentos
La tentación de “abandonar el barco” aparecerá en el pensamiento, y muchos se irán tan pronto puedan de la organización, buscando un nuevo horizonte donde ser reconocido, y la empresa deberá invertir tiempo y dinero en buscar quien ocupe su lugar.
Contaminación del clima laboral
Mientras tanto todos aportarán su carga negativa a la empresa, contaminando el clima laboral, socavando la moral de la organización con la idea de “para qué te vas a matar, si no les importa”.
Imagen de la empresa
Lo que está en juego es la credibilidad de la organización, puertas adentro (entre sus empleados) y puertas afuera (en el mercado). Se generará el comentario de “empresa negrera”, y con el aumento de costo para alistar personal capaz y dedicado.
No todo es dinero
El reconocimiento es parte del feedback imprescindible para todo ser humano, para saber si está en el camino correcto o no para la concreción de un determinado logro. Lo que le da valor a esta información es el mensaje simbólico que contiene: ¿he tenido éxito en lograr mi meta?, o ¿estoy en la dirección correcta para lograrla? Este reconocimiento afecta fuertemente la calidad de la experiencia de una persona en su trabajo, fortalece su nivel motivacional y tiene una duración de plazo más largo que el de un premio monetario.
¿Dónde está la inteligencia emocional de quienes dirigen tales entidades comerciales? Que les impide “escuchar” atentamente los deseos íntimos de sus empleados y proveerles “reconocimiento”, si realmente no es posible el aumento de sueldo o brindarles mayor jerarquía; ¿Qué les impide “agradecer”, “resaltar” y “felicitar” a sus empleados fieles?
El ser humano necesita ser reconocido en su esfuerzo, y solo depende de la capacidad de agradecimiento que los líderes de la organización posean para brindárselos.
Gestionar las emociones en el ambiente empresarial es de suma importancia si se desea reducir costos, producir equipos desarrollados y convertirse en competidores de primera línea.
El coaching y el entrenamiento empresarial en temas de inteligencia emocional son dos herramientas que permiten desarrollar habilidades en el management y gestionar más efectivamente las emociones en una empresa.
Esto no solo es posible, sino que es imprescindible en el mundo actual de los negocios, debido al profundo impacto que genera en los resultados actuales, y en los de largo plazo.