He aprendido que uno sólo evoluciona cuando se fuerza a ir más allá de lo conocido.
53 años
He aprendido que cuando las cosas se ponen fáciles, es fácil dejar de esforzarse.
54 años
He aprendido que la mayoría de la gente se resiste a los cambios, y, sin embargo, son los únicos que hace progresar el mundo.
66 años
He aprendido que lamentarse del ayer y temer al mañana son dos ladrones gemelos que te roban el presente.
29 años
He aprendido que para apreciar algo, lo mejor es prescindir de ello durante un tiempo.
14 años
He aprendido que los propósitos amables y las buenas acciones son eternos. Nunca sabes hasta dónde puede llegar su influencia.
51 años
He aprendido que los valores que transmites a tus hijos afectan a varias generaciones.
60 años
He aprendido que es mejor no juzgar a la gente demasiado deprisa. A veces, tienen una buena razón para actuar como actúan.
20 años
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, pero que la felicidad y el crecimiento tienen lugar durante la ascensión.
57 años
He aprendido que, en general, los niños siguen el ejemplo, no los consejos.
62 años
He aprendido a no dejar de mirar hacia delante. Todavía hay muchos buenos libros que leer, muchas puestas de sol que disfrutar, muchos amigos que visitar y muchos perros viejos con los que salir de paseo.
86 años
He aprendido que el hombre tiene cuatro edades: 1. Cuando cree en Santa Claus; 2. Cuando no cree en Santa Claus; 3. Cuando hace de Santa Claus y 4. Cuando se parece a Santa Claus.
51 años