jueves, 1 de diciembre de 2011

Coaching: El conejo y el pastor alemán


Esta historia es maravillosa! Espero que te guste. Abrzs, Majo


Esta es la historia de dos vecinos, que eran buenos amigos y que, en cierta ocasión, decidieron comprar a sus hijos sendas mascotas. Uno compró un conejo, mientras que el otro compró un cachorro de pastor alemán. El primero protestó pensando que el perro se comería  a su conejo, pero el otro argumentó que, dado que ambos eran cachorros, crecerían juntos y se convertirían en buenos amigos. Y así fue. Era normal ver al conejo jugando en el patio del perro y al revés.
Un día, el dueño del conejo fue a pasar un fin de semana en la playa con su familia y dejaron al conejo en casa. El domingo por la tarde, el dueño del perro y su familia tomaban una merienda cuando entro el pastor alemán a la cocina. Traia el conejo entre los dientes, muerto y  todo sucio de tierra.
La primera reacción fue culpar al perro y enojarse con el. En pocas horas llegarían los vecinos ¿Que les iban a decir? Lo primero que se les ocurrió fue bañar al conejo y dejarlo bien limpito, por lo menos para que los niños pudieran despedirse de él. Y eso es lo que hicieron: lo lavaron cuidadosamente y lo dejaron en su casita del patio.
Apenas llegaron los vecinos, oyeron a los niños gritar y uno de ellos fue corriendo hasta la casa cercana para contar lo que había sucedido. "El viernes, antes de irnos, el conejo se murió y lo enterramos y ahora al volver, lo encontramos nuevamente en su casita".
La historia termina aquí Lo que ocurrió después no importa. El gran personaje de esta historia es el perro que sin haber hecho nada, cargó con toda la culpa. Imagina al pobrecito, desde el viernes, buscando en vano a su amigo de la infancia. Después de mucho olfatear, descubrió su cuerpo muerto y enterrado. ¿Qué  hizo entonces? Probablemente, con el corazón partido, desenterró a su amigo y fue a mostrárselo a sus dueños, imaginando poder resucitarlo. Sin embargo otra fue la historia imaginada a partir de la cual fue culpado.
¿Cuántas veces sacamos conclusiones a partir de una simple suposición?
¿Cuántas veces nos enojamos con alguien sin chequear cuáles fueron los hechos?

Inferir suele ser un proceso automático que solemos hacer los seres humanos sin darnos cuenta de las consecuencias que puede acarrearnos. Algo sucede, lo explicamos y luego confundimos nuestra explicación con lo que ocurrió realmente.
"El conocimiento esta formado por el 20% de lo que sabemos, y el 80% de lo que inferimos sobre lo que sabemos."
Jim Rohn 

Cuando observamos y escuchamos, aplicamos un factor biológico (audición, visión...) pero también un factor lingüístico, que es la interpretación.
 
"La vida es el arte de sacar conclusiones suficientes a partir de datos insuficientes ."
Samuel Butler  
 
Cuando vemos o escuchamos  los hechos, seleccionamos en forma automática aquello a lo que le vamos a prestar atención porque nos parece más importante. Inmediatamente, se dispara una cadena de juicios automáticos en nuestra conversación interna a partir de los cuales sacamos conclusiones. Estas conclusiones, nos dejan un espacio de posibilidades disponibles y nos predisponen a determinadas acciones. Consideramos nuestras interpretaciones y juicios anticipados como “verdaderos”sin chequear que nuestras inferencias muchas veces nos llevan a extraer conclusiones erróneas.
 "El desarrollo del lenguaje ha sido como el descubrimiento del fuego... una increíble fuerza primordial. A través del lenguaje creamos el mundo. En otros términos, no describimos el mundo que vemos, vemos el mundo que describimos."
Joseph Jaworsky
¿te gustaría ser mas efectivo? Una forma de hacerlo es referirte siempre a los hechos, no confundiéndolo con las interpretaciones. Otra es reconocer que no siempre sabemos toda  la historia, y las cosas no siempre son lo que parecen. Y otra es meternos lo menos posible en la vida de los demás.