En aquel tiempo Jesús dijo a la muchedumbre: «Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto. Mirad, pues, cómo oís; porque al que tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará».
Nuestra fe, la Palabra,nuestro sentido de la vida, los dones que Dios nos ha dado son un regalo de Dios para iluminar. Una lámpara no se prende a sí misma ni para sí misma, es decir, que nadie cree para sí solo, nadie es cristiano para sí mismo. Hemos sido encendidos para iluminar. Hemos sido creados para reflejar la Luz de Dios.
Preguntémonos si somos luz, si somos testigos, si compartimos los dones que Dios nos ha regalado con el mundo a nuestro alrededor.
Un abrazo,
Majo