Se cuenta de un hombre que, a sus 80 años, cavaba esforzadamente un pozo bajo el sol del mediodía. Un vecino bastante más joven que él lo observó extrañado. “Don Vicente, le dijo, ¿qué hace a esta hora echando bofes de esa manera y con este calor?”. La respuesta: “Voy a plantar un cocotero, me encantan los cocos”. Esto aumentó el estupor del vecino: “¿Pero usted sabe los años que tardará en dar frutos? Usted no lo verá”. Don Vicente interrumpió su tarea, miró al muchacho y respondió con una sonrisa paciente: “Lo sé, pero, como te dije, me encantan los cocos. ¿Y sabés cuántos he comido en mi vida que fueron plantados por gente no llegó a cosecharlos? Lo menos que puedo hacer es plantar este cocotero”.
por Sergio Sinay