Este es un fragmento del reciente libro de Álvaro González-Alorda: “El Talking Manager”
RASGOS DEL TALKING MANAGER
Si tuviera que elegir una capacidad que sintetice cómo es un directivo que sabe liderar personas a través de conversaciones, me quedaría con la que mencioné en el capítulo 2: un Talking Manager es capaz de conquistar el entusiasmo de su equipo. En otras palabras, sus conversaciones son de largo alcance porque inspiran a hacer las cosas mejor y también a ser mejor.
Así queda el retrato del Talking Manager:
• Conoce bien a las personas con las que trabaja y les tiene afecto.
• Dedica tiempo a conversar con las personas de su equipo, tanto en contextos formales como en contextos informales.
• No improvisa las conversaciones importantes. Las prepara. Es empático y capta el estado de ánimo de su interlocutor.
• Tiene más preguntas que respuestas y, en sus conversaciones, pasa más tiempo escuchando que hablando. Deja que los demás terminen de hablar para tomar la palabra.
• Es prudente en sus afirmaciones y no tiene siempre una respuesta para todo. Sabe decir «no lo sé».
• Pide la opinión a su equipo antes de decidir. Y la tiene en cuenta.
• Escucha con los cinco sentidos y, mientras tanto, no hace multitarea (escribir e-mails, mirar la pantalla...), incluso cuando habla por teléfono.
• No se pronuncia inmediatamente ante cualquier controversia.
• No toma decisiones importantes «en caliente». Se da un tiempo razonable para reflexionar, pero luego decide con firmeza.
• Es flexible y cede. No pretende salirse con la suya, sino más bien «salirse con la nuestra».
• Habla con franqueza, mirando a los ojos.
• Pide feedback a su equipo sobre cómo puede mejorar. Y lo pone en práctica.
• Sabe manejarse en el terreno de las discrepancias profesionales, sin convertirlas en personales.
• Asume los errores y trata de aprender de ellos.
• No habla mal de nadie nunca, ni siquiera interiormente.
• Cuando le toca pronunciarse sobre otra persona, lo hace con respeto y ecuanimidad, sin dejarse llevar por antipatías.
• No saca el hacha para «cortar por lo sano» cuando tiene un conflicto con alguien de su equipo, sino que trata de resolverlo.
• Sabe pedir disculpas y aceptarlas.
• Acepta el reto de trabajar con personas que tienen una personalidad distinta y que, de modo espontáneo, no simpatizan con la suya.
• Confía en los demás y delega. No decide sobre temas que deberían decidir sus colaboradores.
• Cuando se le «escala» un conflicto entre dos personas de su equipo, no se erige en juez para decidir la solución, sino que les ayuda a que la encuentren ellos mismos.
• Tiende puentes entre posturas enfrentadas. Se centra en lo que une, no en lo que separa.
• Comparte la información y comunica las decisiones.
• Dice siempre la verdad. Y si no debe decirla, permanece en silencio.
• Está presente, sale del despacho y se interesa por el trabajo de las personas de su equipo.
• Cuando corrige lo hace sin humillar y su tono anima a la otra persona a mejorar.
• Es receptivo ante propuestas de mejora o ante nuevas maneras de hacer las cosas. Se siente cómodo con la discrepancia.
• Responde a los e-mails en los que las personas de su equipo le plantean dudas o consultas. Evita el «silencio administrativo».
• Afronta las conversaciones difíciles cara a cara, en vez de eludirlas enviando e-mails
En pocas palabras, el Talking Manager, en su trabajo de dirigir a personas, logra crecer haciendo crecer a las personas de su equipo, tanto profesional como personalmente.
Stop & Think:
¿Cuáles de estos rasgos tienes y no te gustaría tener? ¿Cuáles de estos rasgos te gustaría tener y no tienes? ¿Y qué hábitos concretos estás dispuesto a cambiar para lograrlo?