La verdadera urgencia se centra en asuntos críticos, no en agendas atestadas de lo importante y lo trivial. La verdadera urgencia es motivada por una profunda determinación de ganar, no por la ansiedad de perder. La persona que tiene una actitud de verdadera urgencia trata de lograr algo importante todos los días.
Con frecuencia se piensa que es imposible mantener durante mucho tiempo un alto sentido de urgencia sin agotarse. Sin embargo, a pesar del estado de alerta, de la iniciativa y de la rapidez que requiere, la verdadera urgencia no produce niveles peligrosos de estrés; esto se debe, por lo menos en parte, a que esta motiva a la gente a buscar implacablemente maneras de deshacerse de tareas que no agregan mucho valor a las organizaciones, pero sí atiborran el calendario y retrasan la acción necesaria. La gente que está resuelta a moverse y a ganar, ahora, sencillamente no pierde el tiempo ni se estresa, pues no se involucra en actividades irrelevantes.
El primer problema de muchas organizaciones, a la hora de no lograr el sentido de urgencia, es la autocomplacencia. Solemos subestimar su poder y su predominio. La autocomplacencia altamente destructiva está por todas partes, incluso en sitios donde la gente la niega, la niega, y sigue negándola.
El segundo problema es el falso sentido de urgencia, que puede se más destructivo que la autocomplacencia porque consume la energía que se necesita en actividad y no en productividad.
Puesto que las personas confunden el estar corriendo con un verdadero sentido de urgencia, a veces incluso tratan de crearlo. El frustrado jefe pide a gritos que “ejecuten”. Sus colaboradores se ponen frenéticos: corren, se reúnen, conforman grupos de trabajo, mandan correos electrónicos, todo lo cual crea un viento aullador. Pero eso es todo lo que es, un viento aullador, o, peor aún, un tornado que destruye mucho y no construye nada.
… y casi todos los que le rodean, ven equivocadamente toda esta enorme actividad como signo de un verdadero sentido de urgencia. No lo es. Es sencillamente la actividad frenética de personas que tratan de hacerles frente a quince asuntos, pocos de los cuales son fundamentales para el éxito de la organización. Toda esta acción está rindiendo a los empleados y realmente matando la urgencia verdadera y positiva.---
Que podamos gestionar el tiempo y los recursos para atender lo importante, aquello que crea valor y nos hace altamente efectivos. Majo